BIO

(Salamanca, 1980). Estudió Relaciones Laborales en la Universidad de Salamanca y Fotografía Profesional en Madrid. Como fotógrafo profesional, ha sido galardonado con numerosos premios nacionales e internacionales hasta el 2017, año en que decidió colgar la cámara y dejar de vivir la vida de los demás por volver a vivir la suya.

Apasionado de la lectura desde que empezó a tener uso de razón (si es que alguna vez la tuvo) allá a mediados de los años 80. Lector empedernido de novela negra, el confinamiento por la pandemia en 2020 despertó en él la necesidad de narrar y plasmar, negro sobre blanco, los pensamientos criminales y sexuales de sus personajes.

RÓMPEME, MÁTAME es su primera novela, publicada en febrero de 2024.

¡Hola lectores! (Y curiosos, que los hay). Quiero compartir con vosotros un pedacito de mi vida entre libros, fotografías y música. Desde que tengo memoria, estos tres elementos artísticos (vamos a llamarlos así) han sido mis grandes pasiones, acompañándome en cada etapa de mi vida y brindándome momentos de alegría (Para qué acordarse de las tristezas, ¿no?).

Mi primer encuentro con la magia de las palabras fue gracias a “Fray Perico y su borrico”, y de eso hace ya casi cuarenta años. No fue el único libro de Barco de Vapor cuyos personajes y mundos fantásticos me atraparon de inmediato, transportándome a lugares lejanos sin siquiera moverme de mi habitación. Conforme fui creciendo, mi gusto por los libros se fue ampliando. Descubrí a grandes escritores como Aghata Christie, sin duda mi gran referencia en la novela negra y cuyas historias criminales me fascinaron (y lo siguen haciendo). Cada libro que he leído de la reina del crimen me ha dejado huella.

La fotografía me lo dio todo, y también me lo quitó. Logré un reconocimiento nacional e internacional por parte de clientes y colegas de profesión que me llenó por dentro, pero cual ensalada vegetal, al poco tiempo volvía a tener hambre; no es oro todo lo que reluce. Viajar por toda España y Europa puede parecer envidiable, pero estar lejos de la familia a uno le consumió por dentro. Me quedo con lo bueno, faltaría más.

Pero mi vida no estaría completa sin la música; no concibo mi existencia sin ella. ¡La madre de todas las artes! (Para mí, claro). Desde pequeño, la música ha sido el soundtrack de mis días. Mi preferencia siempre ha sido el rock. Sí, eso que parece estar en peligro de extinción hoy en día. Su energía y rebeldía me llenan de vida (Por cierto, toqué el bajo en un grupo de rock, pero de eso hace ya mucho tiempo). Como siempre digo, la vida sería demasiado aburrida sin música.

Me voy cantando bajito…

A. Muriel Pina

Fotografías realizadas por Quico García y Javi Calvo

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